Parafraseando al escritor y profesor de economía Leopoldo
Abadía, que explicó la crisis de la hipotecas subprime desde un lenguaje apto
para todos los públicos en su libro “La crisis ninja y otros misterios de la
economía actual”, me propongo explicar por qué el fútbol español ha vivido su
particular “crisis ninja”.
Como es evidente, el fútbol no es ajeno a la situación
económica que vive España en la actualidad. Los clubes de la Liga de Fútbol Profesional
tienen una deuda con la Agencia Tributaria
Española de unos 752 millones de euros. Además de esto, el gobierno español no
ha especificado cual es la deuda de estos clubes con la Seguridad Social ,
aunque se estima que pudiera ser de varias decenas de millones de euros. La
deuda de los clubes de Segunda y Tercera división asciende a algo más de 78
millones de euros, siendo esta deuda prácticamente imposible de asumir por unos
equipos en situación de casi insolvencia. Este es el panorama económico actual
del fútbol español.
Si lo comparamos con la situación económica global de
nuestro país, encontramos multitud de similitudes. Podría decirse que se han
vivido situaciones casi paralelas, cada una dentro de su ámbito. En ambos
casos, para encontrar la raíz del problema hay que remontarse bastante atrás en
el tiempo. Dicha raíz estaba formada un por un conglomerado de factores, en
algunos casos comunes, que desencadenaron en una bola de nieve que nos ha
aplastado a todos en la actualidad. Unos factores que podemos identificar en el
boom inmobiliario para la crisis económica española, y en el cambio de formato
de las competiciones europeas y la
Ley de Sociedades Anónimas Deportivas para la crisis del fútbol;
amén de factores comunes como el abuso de la financiación por créditos en ambos
ámbitos. El resultado es el mismo: una situación crítica que requiere de
medidas de urgencia para paliarla, y un cambio de mentalidad y planteamiento
para volver a crecer.
En toda la cronología de esta historia, ahora nos encontramos
en el momento de explosión, donde se están destapando poco a poco todas las
irregularidades (fraudes, malas gestiones, etc.), se están reconociendo los
errores cometidos y están empezando a verse las primeras consecuencias de un
desastre generalizado (concursos de acreedores, quiebras, descensos
administrativos, intervenciones, impagos, etc.)
Desde aquí intentaremos analizar las causas que, a mi
juicio, han llevado al fútbol español a donde está ahora, o al menos han
ayudado mucho.
Como decíamos, en este momento de estallido de la burbuja
futbolística, es época de noticias duras: deudas, impagos, concursos de
acreedores…existen multitud de ejemplos de equipos que han estado o están en
concursos de acreedores, que no pagan a sus empleados y demás fiadores…la cifra
total de deuda pública y privada del fútbol español es incalculable. Según
esto, ya están empezando a tomarse las primeras medidas, y empezamos a ver
cosas totalmente incomprensibles. Los clubes españoles se comportaron como
auténticos “ninjas” y los diferentes estamentos (véase Federaciones, LFP, CSD y
entidades de crédito) lo permitieron todo. Como ejemplo, este año, sin ir más
lejos, al Atlético de Madrid, club que debe 250 millones de euros a la Hacienda Pública ,
se le embargaron íntegramente los 45 millones de euros que recaudó por el
traspaso de Sergio Agüero al Manchester City. Hasta ahí, todo correcto. Lo
irreal es que semanas después de este embargo, el equipo madrileño desembolsó
40 millones de euros en el fichaje de Radamel Falcao. No parece lógico que un
club con semejante nivel de deuda y un embargo sobre sus ingresos, pueda gastar
semejante cantidad de dinero en un fichaje.
Si en España parece que el sentido común avanza a velocidades
muy bajas, en Europa parece que se dan pasos algo más alegres. Hace unos meses,
la Unión Europea
presentaba la “Ley del Juego Limpio Financiero”, que, entre otras cosas, en lo
que al fútbol se refiere, intenta controlar que los clubes no gasten más de lo
que ingresan. Pero parece que también se cae en auténticas incongruencias: En
la pasada temporada, la UEFA
excluye al Mallorca de la Europa League
por encontrarse en situación de concurso de acreedores, sin embargo, acepta a
Villarreal y Atlético de Madrid, equipos que no estaban en concurso de acreedores
pero que acumulaban más del doble de deuda que el equipo balear.
Otras de las cosas que salen al conocimiento público general
en estos momentos es la debilidad de nuestro sistema fiscal que impone al
fútbol. España es el país de la Unión
Europea con menos costes fiscales de sus futbolistas
extranjeros, sin embargo, es el país europeo que más paga a este tipo de
futbolista. En el año 2004, la llamada “Ley Beckham” fue aprobada para promover
la entrada de empresas y profesionales extranjeros creando para ellos un
régimen especial que les permite tributar como “no residentes” al tipo
impositivo fijo del 24% hasta un máximo de 6 años. Cualquier trabajador español
con los ingresos de un futbolista medio de Primera división pagaría el IRPF
máximo, es decir, el 43%.
Este tipo de cosas, y otras muchas más, son ejemplos muy
ilustrativos de cómo funcionan las cosas en el fútbol español. Ahora, cuando la
gran bola de nieve se lleva por delante todo lo que encuentra a su paso, es
hora de tomar medidas más o menos drásticas. La más representativa de todas es
el descenso administrativo; equipos como Cádiz, Oviedo, Logroñés o Burgos ya lo
vivieron en sus carnes. También la quiebra y desaparición, Sporting Mahones,
Sporting Villanueva y Polideportivo Ejido han pasado por ello durante este año.
Todo este asunto de deudas e impagos tiene su cara más dramática en la Segunda división B, donde
los clubes alcanzan una importante deuda, evidentemente menor que en el fútbol
profesional, pero, aún así, totalmente inasumible por unos equipos que una
capacidad de ingresar capital casi nula.
Uno de los factores señalados por la mayoría de aficionados
y gente de fútbol, es la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas. Estas
sociedades fueron creadas en 1990
a partir de la
Ley 10/1990 y desarrollada en el Real Decreto 1251/1999 de 16
de Julio sobre Sociedades Anónimas Deportivas. Con estos instrumentos, se
pretendía mejorar la transparencia económica de los clubes, así como la posible
salida a bolsa de los mismos, cosa que no se produjo en España en ningún caso.
Les daba a los clubes carácter mercantil, y a sus titulares, la capacidad de
participación a través de capital mediante títulos a acciones. Se obligó a
adoptar esta forma jurídica a todas las sociedades participantes en el fútbol
profesional (Primera y Segunda división), excepto a Barcelona, Real Madrid,
Athletic de Bilbao y Osasuna, que quedaron exentos por presentar cuentas con
beneficios, aunque para ello tuvieron que poner un aval del 15% de dichos
beneficios.
Sin embargo, las deudas de los clubes son comunes en la
historia del fútbol. Sin ir más lejos, cuando se crea la Ley de las SAD, existe una
deuda con el fisco de unos 96 millones de euros. En ese momento, el estado
propuso ayudar a los clubes a saldar esta deuda incrementando el porcentaje que
se les cede de la recaudación de la quiniela, del 1% que se les daba hasta
entonces al 8 % que se les empezó a dar.
El principal cambio que trajeron la SAD fueron la eliminación de
los socios y la aparición de los accionistas, con todo lo que ello conlleva: la
conversión de los clubes de fútbol en empresas privadas. Las acciones debían
ser nominativas y no mas caras de 10.000 pesetas, y el número de acciones
emitidas deberán ser iguales al número de socios existentes en el momento de la
conversión. Las SAD pasarían a estar gestionadas por consejos de administración
formados por siete miembros.
Otro de los hitos que considero clave en todo este devenir
de acontecimientos es el cambio de formato de la antigua Copa de Europa. En
1992 se creó la Liga
de Campeones, competición que sustituye a dicha Copa de Europa y que se abrió
no sólo a los campeones de las ligas europeas, si no que daba cabida a otros
equipos que, en muchos casos, no reunían los criterios de solvencia económica para
disputar tal competición. Supuso todo un cambio de mentalidad para el fútbol
español. Más clubes intentando conseguir plaza, gastando más, endeudándose más.
Las decisiones de los clubes ya no las tomaban los socios, sino que se tomaban desde
el reducido consejo de administración, haciéndose, en ocasiones, auténticos
disparates. La impunidad y pasividad legal y gubernamental fomentó que diversos
personajes exitosos provenientes de otros campos y/o de dudosa moral viesen en
el fútbol el caldo de cultivo perfecto para sus negocios, o simplemente para
darse a conocer públicamente.
Una gran cadena de acontecimientos, totalmente incontrolable
y con total pasividad de las Administraciones Públicas, bien por falta de
conocimiento, o por evitar la presión social que suponía tomar medidas de
castigo contra los clubes. Prueba de ello fueron las enormes manifestaciones en
Vigo y Sevilla en el verano de 1995 cuando Celta y Sevilla fueron descendidos a
Segunda división por la LFP
tras no presentar a tiempo los avales para su participación en la liga de
Primera división.
A todos estos acontecimientos hay que sumar el aumento de
ingresos totalmente desmesurado por parte de las televisiones y publicidad,
sobre todo con la llegada de los canales de fútbol de pago, que supuso un
importante aumento del hábito de gastos de los clubes. Todo este proceso, en
paralelo a la conversión y evolución de los equipos como SAD, ya que las
televisiones privadas aparecieron en 1990. Y como no podía ser de otra manera,
al rebufo de este aumento de los hábitos de gastos apareció la llamada “Ley
Bosman”, creada en 1995 a
partir de la sentencia del caso Bosman, por la cual los clubes de fútbol podían
incorporar a sus plantillas jugadores provenientes de los países de la Unión Europea en las mismas
condiciones que los españoles, lo que supuso un aumento bestial en la oferta de
un mercado de fichajes que se revolucionó completamente y sufrió una inflación
como ningún otro mercado en el mundo hasta nuestros días.
Predecir que pasará en el futuro es casi imposible. Sí creo
que desde los equipos de fútbol se están empezando a adoptar medidas de ajuste.
Otra cosa es que sean capaces de generar tantos beneficios como para poder ir
saldando las deudas que tienen. La situación económica general española no
ayuda, existe una crisis bancaria importante lo que imposibilita la
refinanciación de las deudas o incluso una nueva financiación, aunque yo creo
que esa tampoco sería la salida correcta. Si a los bancos se les pide que se
deshagan de sus “activos tóxicos”, a los clubes se les debería pedir lo mismo.
Los “activos tóxicos” de los equipos de fútbol son los jugadores, aquellos
jugadores que tienen fichas que no se pueden permitir, infladas por una época
de burbuja que ya no existe. Muchos tendrán que replantear su estructura,
librarse de todo el lastre que les impide tener beneficios, es decir, crecer de
verdad, no crecer del crédito, que está demostrado que no es el camino. Solo
creciendo se podrá empezar a hacer frente a la deuda de manera efectiva. Y las
Administraciones Públicas deben tener la responsabilidad de velar porque esto
se cumpla de verdad. Por la importancia que supone devolver la friolera de 125.000
millones de las antiguas pesetas, y por la importancia de devolver la seriedad
a un deporte que se ha convertido en un auténtico circo en el que la anarquía
de los clubes y la falta de credibilidad de los responsables lo han corrompido
casi por completo. Si no fuera porque, como dijo un día Jorge Valdano, “el
fútbol es la cosa más importante de las cosas que no importan”, todo esto ya se
hubiese ido al garete hace tiempo.
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