miércoles, 6 de junio de 2012

Opinión: La "crisis ninja" del fútbol


Parafraseando al escritor y profesor de economía Leopoldo Abadía, que explicó la crisis de la hipotecas subprime desde un lenguaje apto para todos los públicos en su libro “La crisis ninja y otros misterios de la economía actual”, me propongo explicar por qué el fútbol español ha vivido su particular “crisis ninja”.




Como es evidente, el fútbol no es ajeno a la situación económica que vive España en la actualidad. Los clubes de la Liga de Fútbol Profesional tienen una deuda con la Agencia Tributaria Española de unos 752 millones de euros. Además de esto, el gobierno español no ha especificado cual es la deuda de estos clubes con la Seguridad Social, aunque se estima que pudiera ser de varias decenas de millones de euros. La deuda de los clubes de Segunda y Tercera división asciende a algo más de 78 millones de euros, siendo esta deuda prácticamente imposible de asumir por unos equipos en situación de casi insolvencia. Este es el panorama económico actual del fútbol español.

Si lo comparamos con la situación económica global de nuestro país, encontramos multitud de similitudes. Podría decirse que se han vivido situaciones casi paralelas, cada una dentro de su ámbito. En ambos casos, para encontrar la raíz del problema hay que remontarse bastante atrás en el tiempo. Dicha raíz estaba formada un por un conglomerado de factores, en algunos casos comunes, que desencadenaron en una bola de nieve que nos ha aplastado a todos en la actualidad. Unos factores que podemos identificar en el boom inmobiliario para la crisis económica española, y en el cambio de formato de las competiciones europeas y la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas para la crisis del fútbol; amén de factores comunes como el abuso de la financiación por créditos en ambos ámbitos. El resultado es el mismo: una situación crítica que requiere de medidas de urgencia para paliarla, y un cambio de mentalidad y planteamiento para volver a crecer.

En toda la cronología de esta historia, ahora nos encontramos en el momento de explosión, donde se están destapando poco a poco todas las irregularidades (fraudes, malas gestiones, etc.), se están reconociendo los errores cometidos y están empezando a verse las primeras consecuencias de un desastre generalizado (concursos de acreedores, quiebras, descensos administrativos, intervenciones, impagos, etc.)

Desde aquí intentaremos analizar las causas que, a mi juicio, han llevado al fútbol español a donde está ahora, o al menos han ayudado mucho.

Como decíamos, en este momento de estallido de la burbuja futbolística, es época de noticias duras: deudas, impagos, concursos de acreedores…existen multitud de ejemplos de equipos que han estado o están en concursos de acreedores, que no pagan a sus empleados y demás fiadores…la cifra total de deuda pública y privada del fútbol español es incalculable. Según esto, ya están empezando a tomarse las primeras medidas, y empezamos a ver cosas totalmente incomprensibles. Los clubes españoles se comportaron como auténticos “ninjas” y los diferentes estamentos (véase Federaciones, LFP, CSD y entidades de crédito) lo permitieron todo. Como ejemplo, este año, sin ir más lejos, al Atlético de Madrid, club que debe 250 millones de euros a la Hacienda Pública, se le embargaron íntegramente los 45 millones de euros que recaudó por el traspaso de Sergio Agüero al Manchester City. Hasta ahí, todo correcto. Lo irreal es que semanas después de este embargo, el equipo madrileño desembolsó 40 millones de euros en el fichaje de Radamel Falcao. No parece lógico que un club con semejante nivel de deuda y un embargo sobre sus ingresos, pueda gastar semejante cantidad de dinero en un fichaje.

Si en España parece que el sentido común avanza a velocidades muy bajas, en Europa parece que se dan pasos algo más alegres. Hace unos meses, la Unión Europea presentaba la “Ley del Juego Limpio Financiero”, que, entre otras cosas, en lo que al fútbol se refiere, intenta controlar que los clubes no gasten más de lo que ingresan. Pero parece que también se cae en auténticas incongruencias: En la pasada temporada, la UEFA excluye al Mallorca de la Europa League por encontrarse en situación de concurso de acreedores, sin embargo, acepta a Villarreal y Atlético de Madrid, equipos que no estaban en concurso de acreedores pero que acumulaban más del doble de deuda que el equipo balear.

Otras de las cosas que salen al conocimiento público general en estos momentos es la debilidad de nuestro sistema fiscal que impone al fútbol. España es el país de la Unión Europea con menos costes fiscales de sus futbolistas extranjeros, sin embargo, es el país europeo que más paga a este tipo de futbolista. En el año 2004, la llamada “Ley Beckham” fue aprobada para promover la entrada de empresas y profesionales extranjeros creando para ellos un régimen especial que les permite tributar como “no residentes” al tipo impositivo fijo del 24% hasta un máximo de 6 años. Cualquier trabajador español con los ingresos de un futbolista medio de Primera división pagaría el IRPF máximo, es decir, el 43%.

Este tipo de cosas, y otras muchas más, son ejemplos muy ilustrativos de cómo funcionan las cosas en el fútbol español. Ahora, cuando la gran bola de nieve se lleva por delante todo lo que encuentra a su paso, es hora de tomar medidas más o menos drásticas. La más representativa de todas es el descenso administrativo; equipos como Cádiz, Oviedo, Logroñés o Burgos ya lo vivieron en sus carnes. También la quiebra y desaparición, Sporting Mahones, Sporting Villanueva y Polideportivo Ejido han pasado por ello durante este año. Todo este asunto de deudas e impagos tiene su cara más dramática en la Segunda división B, donde los clubes alcanzan una importante deuda, evidentemente menor que en el fútbol profesional, pero, aún así, totalmente inasumible por unos equipos que una capacidad de ingresar capital casi nula.

Uno de los factores señalados por la mayoría de aficionados y gente de fútbol, es la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas. Estas sociedades fueron creadas en 1990 a partir de la Ley 10/1990 y desarrollada en el Real Decreto 1251/1999 de 16 de Julio sobre Sociedades Anónimas Deportivas. Con estos instrumentos, se pretendía mejorar la transparencia económica de los clubes, así como la posible salida a bolsa de los mismos, cosa que no se produjo en España en ningún caso. Les daba a los clubes carácter mercantil, y a sus titulares, la capacidad de participación a través de capital mediante títulos a acciones. Se obligó a adoptar esta forma jurídica a todas las sociedades participantes en el fútbol profesional (Primera y Segunda división), excepto a Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna, que quedaron exentos por presentar cuentas con beneficios, aunque para ello tuvieron que poner un aval del 15% de dichos beneficios.

Sin embargo, las deudas de los clubes son comunes en la historia del fútbol. Sin ir más lejos, cuando se crea la Ley de las SAD, existe una deuda con el fisco de unos 96 millones de euros. En ese momento, el estado propuso ayudar a los clubes a saldar esta deuda incrementando el porcentaje que se les cede de la recaudación de la quiniela, del 1% que se les daba hasta entonces al 8 % que se les empezó a dar.

El principal cambio que trajeron la SAD fueron la eliminación de los socios y la aparición de los accionistas, con todo lo que ello conlleva: la conversión de los clubes de fútbol en empresas privadas. Las acciones debían ser nominativas y no mas caras de 10.000 pesetas, y el número de acciones emitidas deberán ser iguales al número de socios existentes en el momento de la conversión. Las SAD pasarían a estar gestionadas por consejos de administración formados por siete miembros.

Otro de los hitos que considero clave en todo este devenir de acontecimientos es el cambio de formato de la antigua Copa de Europa. En 1992 se creó la Liga de Campeones, competición que sustituye a dicha Copa de Europa y que se abrió no sólo a los campeones de las ligas europeas, si no que daba cabida a otros equipos que, en muchos casos, no reunían los criterios de solvencia económica para disputar tal competición. Supuso todo un cambio de mentalidad para el fútbol español. Más clubes intentando conseguir plaza, gastando más, endeudándose más. Las decisiones de los clubes ya no las tomaban los socios, sino que se tomaban desde el reducido consejo de administración, haciéndose, en ocasiones, auténticos disparates. La impunidad y pasividad legal y gubernamental fomentó que diversos personajes exitosos provenientes de otros campos y/o de dudosa moral viesen en el fútbol el caldo de cultivo perfecto para sus negocios, o simplemente para darse a conocer públicamente.

Una gran cadena de acontecimientos, totalmente incontrolable y con total pasividad de las Administraciones Públicas, bien por falta de conocimiento, o por evitar la presión social que suponía tomar medidas de castigo contra los clubes. Prueba de ello fueron las enormes manifestaciones en Vigo y Sevilla en el verano de 1995 cuando Celta y Sevilla fueron descendidos a Segunda división por la LFP tras no presentar a tiempo los avales para su participación en la liga de Primera división.

A todos estos acontecimientos hay que sumar el aumento de ingresos totalmente desmesurado por parte de las televisiones y publicidad, sobre todo con la llegada de los canales de fútbol de pago, que supuso un importante aumento del hábito de gastos de los clubes. Todo este proceso, en paralelo a la conversión y evolución de los equipos como SAD, ya que las televisiones privadas aparecieron en 1990. Y como no podía ser de otra manera, al rebufo de este aumento de los hábitos de gastos apareció la llamada “Ley Bosman”, creada en 1995 a partir de la sentencia del caso Bosman, por la cual los clubes de fútbol podían incorporar a sus plantillas jugadores provenientes de los países de la Unión Europea en las mismas condiciones que los españoles, lo que supuso un aumento bestial en la oferta de un mercado de fichajes que se revolucionó completamente y sufrió una inflación como ningún otro mercado en el mundo hasta nuestros días.

Predecir que pasará en el futuro es casi imposible. Sí creo que desde los equipos de fútbol se están empezando a adoptar medidas de ajuste. Otra cosa es que sean capaces de generar tantos beneficios como para poder ir saldando las deudas que tienen. La situación económica general española no ayuda, existe una crisis bancaria importante lo que imposibilita la refinanciación de las deudas o incluso una nueva financiación, aunque yo creo que esa tampoco sería la salida correcta. Si a los bancos se les pide que se deshagan de sus “activos tóxicos”, a los clubes se les debería pedir lo mismo. Los “activos tóxicos” de los equipos de fútbol son los jugadores, aquellos jugadores que tienen fichas que no se pueden permitir, infladas por una época de burbuja que ya no existe. Muchos tendrán que replantear su estructura, librarse de todo el lastre que les impide tener beneficios, es decir, crecer de verdad, no crecer del crédito, que está demostrado que no es el camino. Solo creciendo se podrá empezar a hacer frente a la deuda de manera efectiva. Y las Administraciones Públicas deben tener la responsabilidad de velar porque esto se cumpla de verdad. Por la importancia que supone devolver la friolera de 125.000 millones de las antiguas pesetas, y por la importancia de devolver la seriedad a un deporte que se ha convertido en un auténtico circo en el que la anarquía de los clubes y la falta de credibilidad de los responsables lo han corrompido casi por completo. Si no fuera porque, como dijo un día Jorge Valdano, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas que no importan”, todo esto ya se hubiese ido al garete hace tiempo.



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